Migración


Estimados Lectores:

Les invito a visitar “Poesía Cubana desde el Exilio”

http://poesiacubanadesdeelexilio.wordpress.com/about/

Sitio creado por el Ing.Anibal Pendás Amador, como parte de un proyecto de divulgación informativo, dirigido a Cuba, conocido por “Campaña 3 X 1”, donde podrán encontrar una recopilación de mis poemas.

Aprovecho la oportunidad para agradecer al Ing.Pendás por la oportunidad que me brinda de publicar mis poemas en dicho espacio.

Afectuosamente,

Cástulo Gregorisch
gregorisch12@bellsouth.net

Ojani Noa, el «superviviente» que está rindiendo mucho más en los platós que durante su estancia en Honduras, acudió a Está pasando para mostrar su lado más humano y revelar una de los episodios más íntimos y dolorosos de su vida, su huida en balsa de Cuba.

El concursante del reality de Telecinco abandonó su casa y su país en una balsa con siete personas que también tenía un motor, pero nunca llegó a ponerse en marcha. La travesía fue «algo feísimo y durísimo» para el entonces muchacho de 16 años. Un viaje funesto que pudo haber acabado mal, como el de muchos amigos suyos que perdieron la vida o algún miembro de su cuerpo en viajes similares.

Arnaldo, el amigo de Ojani, contó como éste no paraba de vomitar y tuvo que ponerle una inyección. Sin embargo fue él quien logró que prendiera finalmente la única bengala que tenían y que estaba mojada cuando ya perdidos en alta mar avistaron un barco que les dejó en Estados Unidos.

Una vez en Miami, Ojani se puso rápidamente a aprender inglés y a buscar trabajo. Entre otros trabajos como el modelaje, se colocó como camarero en un restaurante. Así conoció en 1996 a Jennifer López, se enamoraron y se casaron cuando él tenía apenas 21 años y ella, que estaba comenzando a despuntar como actriz, había cumplido los 26.

Fue un matrimonio efímero, de sólo once meses, pero eso ya es harina de otro costal.

La fórmula es vieja y Los Pinos la ha practicado casi con el mismo profesionalismo que la escuela brasileña de diplomacia.

José Prats Sariol, México DF

¿A qué juega México con Cuba? Juega doble: A que Brasil no se lleve el pastel, bajo la certeza de que la Venezuela de Chávez va en picada. Y a que Estados Unidos, bajo una administración del Partido Demócrata, no se le adelante en la geopolítica hacia Cuba, no aumente demasiado su ventaja caribeña.

Patricia Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores, estará en La Habana el 13 y el 14 de marzo. Llevará siete temas en la agenda. Pero en rigor uno. Parecido al que negociara el segundo del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone: ocupar un asiento cuando pongan la mesa.

El vicecanciller mexicano para América Latina y el Caribe, Gerónimo Gutiérrez, tiene suficiente experiencia para la cautela. También para ceder, mirar para otro lado, respetar el viejo principio de la diplomacia que negocia con los que tienen poder real para negociar, sin redundancia y sin muchos escrúpulos panistas.

Sentarse a la mesa significa para el México de Felipe Calderón y para su sector empresarial el retorno, por lo menos, a los 435 millones de dólares del comercio bilateral promedio, logrado en la década de los noventa. Salir rápidamente, sobre todo cuando las borrascas de la recesión azotan al Norte, de los escasos 199 millones de 2007.

Bancomext ya sabe que la deuda de 400 milloncitos ha quedado en un cenote de papeles timbrados, es «cosa de abogados». Cuando el barril castrista explote, y ya se ven las fisuras, habrá tiempo para ir atrás, renegociar. ¿Qué es tal minucia —en definitiva la pagó el contribuyente mexicano— ante la competencia entre Exxon, Petrobras, Pedevesa y Pemex?

Muy cerca, junto a las declaraciones «izquierdistas» de Lula, están las de Thomas Zanotto, presidente de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paolo, la más poderosa de América del Sur, en las que afirma la irresistible atracción que Cuba ejerce en los inversionistas brasileños. Y un dato: ya el comercio sube de los 400 millones anuales, 300 de los cuales son compras de alimentos cariocas.

Muy cerca está el fin del chavismo, con lo que una nueva Venezuela, por razones de alejamiento ideológico y de economías similares, salvo por ahora el petróleo, dejaría de mantener la Cuba arruinada. En cualquier caso, aun suponiendo un cambio democrático en la Isla, la propia crisis económica nacional le impediría mantener los lazos económicos de hoy.

México es el socio latinoamericano tradicional, no sólo por cercanía geográfica sino por vínculos históricos y comerciales que se remontan al colonialismo español. ¿Por qué no estar ahora, cuando los segundones inmovilistas del castrismo tardío van a implementar una vía de capitalismo de Estado al estilo chino? ¿Qué le importa al gobierno mexicano la gerontocracia mediocre aferrada a la imagen, por lo menos talentosa, de Fidel Castro?

Emigración y otros escasos minutos

El otro tema, siempre subordinado a los negocios lucrativos que avizoran, es el de firmar un tratado de emigración que blinde las fronteras yucatecas a un éxodo si bien escaso, pero engorroso; de poca consideración numérica en comparación con América Central, sobre todo Guatemala, pero de fricciones con Estados Unidos.

Hay que estar bien con el poderoso del Norte. Nada que pueda entorpecer aún más la legalización de los once millones de indocumentados, la apertura con permiso a los braceros, el aumento de las remesas familiares, que ya constituyen la segunda fuente de ingresos, tras el petróleo y por encima del turismo.

Es verdad que en la agenda de la canciller Patricia Espinosa figuran también la cooperación educativa, científica y cultural, empantanada por las masivas deserciones de los cubanos jóvenes que por aquí pasan; que uno de los siete temas es el respeto a los derechos humanos… ¿Pero cuántos minutos de los escasos dos días, descontando cenas y recepciones, sueño y menesteres del cuerpo, le dedicará a este último, a la liberación de los presos políticos, a la democracia?

La fórmula es vieja y México la ha practicado casi con el mismo profesionalismo que la prestigiosa escuela brasileña de diplomacia: No injerencia en los asuntos internos de otro Estado. Con valor adicional y justo: Condena al embargo estadounidense, tal vez por su papel de aliado con los Castro.

En fin: cinismo muy profesional, técnicamente irrebatible. Redituable ahora y mañana. ¿Quién puede negar la indestructible, añeja hermandad entre nuestros dos pueblos, entre el bolero y las logias masónicas del siglo XIX, entre el danzón y el dinero que Porfirio Díaz le dio a José Martí en 1894?

Lo más penoso es que cualquier mexicano podrá decir que para extirpar a la crápula de segundones bien podríamos organizar otro Granma. Burlarse, no sin razón, de nuestra cierta e incierta complicidad con el inmovilismo.

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http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/opinion/articulos/a-que-juega-mexico-con-cuba

Las autoridades aclararon que no se trata de otra edición de ‘La Nación y la Emigración’, pero no especificaron qué organizaciones han sido invitadas.

Autoridades del gobierno y representantes de grupos de emigrados se reunirán del 19 al 21 de este mes en La Habana, informó este miércoles un funcionario de la cancillería, reportó la AFP.

«Se trata de una reunión con los presidentes o representantes de las organizaciones de cubanos residentes en el exterior», que «contará con la participación de dirigentes cubanos para tratar diversos temas de interés», dijo el director de Asuntos Consulares y de Cubanos Residentes en el Exterior, Carlos Zamora.

El funcionario no especificó qué organizaciones han sido invitadas al encuentro ni cuál ha sido el criterio de selección.

Fuentes de la cancillería citadas por la AFP no precisaron detalles de la reunión, pero aclararon que no se trata de otra edición de «La Nación y la Emigración», como fueron denominadas las citas celebradas en Cuba en 1994, 1995 y 2004, de las cuales La Habana excluyó a los sectores más críticos del exilio.

«El proceso de normalización de las relaciones» entre Cuba y su emigración «es continuo, irreversible y permanente», respondió Zamora a uno de los cientos de emigrantes que desde 60 países participaron este miércoles en un foro en internet, organizado por la cancillería.

En el foro —con más de 400 intervenciones—, el vicecanciller Alejandro González, dijo: «ha sido y es la voluntad de nuestra revolución reforzar esos vínculos, en la convicción de que la inmensa mayoría» de los emigrados «quieren a su país» y «respetan a la revolución».

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Honduras se ha convertido en los últimos años en un punto de escala para centenares de »balseros» cubanos, que se inventan historias de naufragio al llegar a este país, desde donde siguen viaje a Estados Unidos.

El director de la Dirección de Migración y Extranjería de Honduras, Germán Espinal, dijo que entre el año 2000 y lo que va del 2008, más de 1,200 cubanos han llegado a las islas y costas hondureñas en el Caribe, fingiendo haber sufrido odiseas de verdaderos marinos, aunque con pocas evidencias físicas de ellas.

»Hay que ser bobo y tonto para pensar que alguien puede sobrevivir en el mar Caribe en una balsa improvisada», comentó Espinal sobre las historias que cuentan los cubanos cuando son interrogados por las autoridades migratorias hondureñas.

Según Espinal, están bien identificadas las rutas que utilizan los »balseros» cubanos y las bandas de traficantes de personas que operan en el Caribe y Centroamérica, que cobran miles de dólares por enviar inmigrantes a Estados Unidos.

El funcionario explicó que los »balseros» cubanos son recogidos generalmente por embarcaciones que faenan frente a Cuba, desde donde los traen a las costas de Colombia, Venezuela, Jamaica, Gran Caimán, Panamá, Honduras y Belice.

Espinal subrayó que una balsa improvisada no resiste el fuerte oleaje del mar Caribe, muy traicionero.

Sin embargo, las autoridades hondureñas, por razones humanitarias y justificaciones de carácter ideológico, conceden a los cubanos una especie de trato migratorio especial, porque saben, además, que »ninguno de ellos se queda en el país y que lo único que les interesa es llegar a Estados Unidos», declaró Espinal.

A los cubanos »balseros» se les permite el ingreso al país, se les registra en las oficinas de Migración y Extranjería, se les da albergue temporal y se les concede libertad de circulación, detalló el director de Migración de Honduras.
 
Esa disposición no escrita se origina en una decisión unilateral de Honduras que se remonta a la época en que Tegucigalpa y La Habana no tenían relaciones diplomáticas, restablecidas en el 2002.

La ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba se produjo a inicios de los 60, cuando Cuba fue suspendida del Sistema Interamericano.

Entre el 2000 y el 2003 la cifra global de »balseros» cubanos que llegaron a Honduras fue de 163. En el 2004 se registraron 259, mientras que en el 2005 sumaron 171.

La cifra más alta se registró en el 2006 con 430, en tanto que en el 2007 el número de cubanos fue de 141.

La embajada de Cuba en Tegucigalpa no comparte la política de Honduras de brindar esta ayuda tácita a los cubanos ilegales, aseguró un diplomático de la legación cubana.

‘El día que Honduras devuelva a La Habana a un grupo de `balseros’, ese mismo día dejan de llegar» al país, agregó la misma fuente diplomática.

Según las autoridades migratorias hondureñas, los cubanos pagan entre $18,000 y $24,000 a los traficantes de personas para que les faciliten su viaje a Estados Unidos.

Los traficantes de personas, conocidos en México y Centroamérica como »polleros» y »coyotes», también tienen entre sus clientes a colombianos, ecuatorianos, peruanos, chinos y africanos.

En términos económicos, los inmigrantes más rentables son los chinos, quienes pagan hasta $60,000 por alcanzar el »sueño americano», apuntaron las autoridades hondureñas consultadas.

Disidentes cubanos lamentan el «continuismo», pero confían en que habrá cambios

Por Dolores Tereso

Preocupados por el equipo de dirigentes de la vieja guardia de los que se rodeó el flamante presidente Raúl Castro, y por su afirmación de que consultará con su hermano Fidel todos los asuntos importantes del país, líderes de la disidencia cubana lamentaron ayer el «continuismo» que habrá en el nuevo gobierno de la isla.

Pero en diálogos telefónicos con LA NACION desde La Habana, se mostraron divididos entre quienes afirman que «todo seguirá igual» en la Cuba de Raúl y quienes dicen que ni siquiera su equipo de gobierno ortodoxo podrá detener el «inevitable» proceso de reformas que se avecina. Estos últimos rescatan el primer discurso de Raúl como mandatario, en el que habló de la necesidad de eliminar algunas «prohibiciones» en la isla, que no especificó.

«Entre el discurso de Raúl Castro, que se abre al cambio, y el nuevo rostro del gobierno cubano, que es enteramente conservador, hay un divorcio absoluto. Todos hubiéramos querido nuevas caras detrás de las reformas», dijo Manuel Cuesta Morúa, opositor moderado y líder de la Corriente Socialista Democrática Cubana. «Pero está claro que estos conservadores no tienen otra opción que impulsar las reformas que el mismo Raúl ya reconoció que son inevitables», agregó.

Para este líder opositor, la pregunta no es si las reformas se llevarán a cabo, sino «por dónde empezarán y a qué ritmo se realizarán».

Con él coincide el economista Oscar Espinosa Chepe, ex preso político del régimen. «No creo que la elección de los colaboradores de Raúl determine la velocidad de los cambios -dijo-. Las reformas no pueden esperar más. Raúl sabe lo mal que está el país, y sabe que, si no las encara, puede haber inestabilidad.»

Las eventuales reformas se limitarían al campo económico en el corto plazo, y apuntarían a estimular la producción agrícola -para hacer frente a la escasez de alimentos-, a frenar la crisis de la vivienda y el transporte, y a poner fin a la doble circulación de moneda en la isla. Los disidentes dicen también que cuando Raúl habla de limitar las «prohibiciones absurdas» podría estar pensando en una flexibilización de las restricciones a los viajes al exterior, entre muchas otras.

«La lista de prohibiciones en Cuba entre las que podría elegir es larga como una guía telefónica. No podemos entrar en algunos hoteles; no podemos tener celular o Internet, mudarnos de casa sin permiso del Estado, o vender el auto», enumeró Espinosa Chepe.

«Más de lo mismo»

Los opositores más duros del régimen de los Castro dudan de que esté por iniciarse un proceso de cambio.

«Esto es más de lo mismo. En todos estos años, Raúl fue un perfecto complemento de Fidel y no ha dejado de serlo», dijo Vladimiro Roca, líder del movimiento Todos Unidos, que destacó que el nuevo presidente había elegido, para que lo acompañaran en el gobierno, a «los dirigentes más retrógrados del régimen». Sobre las promesas de reformas de Raúl, Roca dijo que había que esperar a ver las palabras convertidas en «hechos».

Martha Beatriz Roque Cabello, líder de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, coincidió en que nada cambiará para los cubanos y dijo que las únicas restricciones que va a eliminar Raúl serán las que «no impidan mantener el régimen totalitario».

La disidente destacó, además, el hecho de que el nuevo gobierno incluya a tres importantes generales del ejército. «La cúpula fue militarizada para aumentar la represión», afirmó.

No obstante, Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, dijo que el régimen podría excarcelar a algunos disidentes próximamente, o incluso resolver el caso de la médica cubana Hilda Molina -que pide desde hace años viajar a la Argentina para visitar a su hijo y sus nietos-, «con el fin de mejorar su imagen en el exterior».

Unos 700.000 cubanos viven en Miami. Muchos llegaron en precarias embarcaciones.

Por: MIAMI. AFP

En avión, en frágiles balsas, en lanchas de contrabandistas, en automóviles anfibios o hasta en camiones convertidos en improvisadas embarcaciones, desde el triunfo de la Revolución en Cuba, en 1959, cientos de miles de cubanos llegaron a Estados Unidos, especialmente a Miami. Allí esperan desde hace años el final del gobierno de Fidel Castro.

Se estima que más de 700.000 cubanos viven en Miami, en el estado de Florida. Es decir, casi la mitad del total de la población procedente de la isla que se ha instalado en suelo estadounidense en el último medio siglo.

En cualquier conversación de café o en un taxi no es extraño escuchar un dramático relato de un antiguo «marielito» (los que huyeron en 1980 desde el puerto de Mariel), de un balsero llegado en los 90 o de algún exiliado de las nuevas generaciones que fueron congregando en Miami a la mayor comunidad cubana fuera de la isla.

Para muchos fue traumático el cruce del estrecho marítimo de 150 kilómetros, poblado por tiburones y frecuentemente azotado por huracanes, que separa las costas de Cuba y de la península de Florida.

«Por ese estrecho cruzamos casi todos», recuerda en Miami el taxista Marcos G., quien en 1994, junto con otras cinco personas a bordo de una precaria balsa, tardó «tres días de infierno» para llegar a Cayo Marathon, «casi inconsciente, deshidratado e insolado», relata.

Las primeras oleadas de exiliados anticastristas se produjeron apenas triunfó la Revolución, en enero de 1959. Más de 250.000 cubanos salieron en los tres años siguientes, y otros 268.000 partieron entre 1965 y 1973 en los llamados «vuelos de la libertad», organizados por La Habana y Washington para detener la migración ilegal.

Luego de que Cuba suspendió esos vuelos en 1973, la llegada de refugiados a EE.UU. por mar alcanzó su punto máximo en 1980, en el éxodo de Mariel, con la salida de 125.000 en poco más de cinco meses.

En los años 80 y 90 continuó el flujo de miles de personas en pequeñas embarcaciones o en lanchas rápidas de contrabandistas.

La crisis económica en que cayó la isla en los años 90, tras la desintegración de la Unión Soviética, impulsó a los nuevos exiliados acaso más que las divergencias ideológicas.

«Las últimas oleadas trajeron a exiliados que se convirtieron en opositores (a Castro) por razones económicas y ya no tanto por política», explica Max Lesnik, directivo de Alianza Martiana, una organización opuesta al embargo estadounidense contra Cuba.

Durante cuatro semanas a mediados de 1994, más de 36.000 cubanos salieron al mar con destino a EE.UU. en barcas improvisadas, en lo que se recuerda como «la crisis de los balseros».

Un año después de esa avalancha, La Habana y Washington firmaron acuerdos en un intento por evitar la migración ilegal. Así, los cubanos que logran pisar tierra estadounidense ganan derecho inmediato a pedir asilo, como parte de otros privilegios de los que gozan estos inmigrantes en EE.UU. frente a otros. Lo saben quienes desde entonces se lanzaron a la triste aventura de cruzar ese estrecho.

En los últimos años, pese a los patrullajes, cientos de cubanos continuaron emigrando. Ya no sólo en rústicas embarcaciones, sino también por aire y mar a través de las bien organizadas redes de tráfico humano.

Según autoridades migratorias, en 2006 llegaron 3.076 cubanos a las costas de EE.UU., y el número de interceptados en el mar fue de 2.810.

En sus intentos por cruzar el Estrecho de Florida, muchos cubanos hicieron alarde de creatividad, en autos o camiones ingeniosamente acondicionados para la navegación.

Una postal impactante es la de julio de 2003, cuando doce cubanos trataron de llegar a las costas de Key West en un camión Chevy 1951, que se mantenía a flote por una serie de tanques vacíos y con una pequeña hélice conectada al motor, que le permitía hacer unos 12 km por hora.

Pero la creatividad no impidió que los balsero-camioneros fueran descubiertos por la guardia costera estadounidense y devueltos a Cuba.

Miami se convirtió en capital del exilio anticastrista y su barrio más emblemático es precisamente «Little Havana», o «La Habana del norte», como lo llaman algunos.

Allí se concentraron los festejos el martes por la renuncia de Fidel Castro. Y allí surgieron con frecuencia rumores de su muerte desde que delegó el poder a su hermano Raúl por su grave enfermedad en julio de 2006.
http://www.clarin.com/diario/2008/02/21/elmundo/i-02701.htm

AFP/ México. La renegociación de la deuda de Cuba con México y el problema de la emigración figuran entre los principales temas en la agenda de la visita de la canciller mexicana, Patricia Espinosa, a la Isla los días 13 y 14 de marzo, informó el miércoles la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

«Pasaremos revista a siete temas» entre ellos «el proceso de renegociación del adeudo (de Cuba con México) y la problemática migratoria bilateral», dijo en rueda de prensa el vicecanciller mexicano para América Latina y el Caribe, Gerónimo Gutiérrez.

Sobre la reciente renuncia de Fidel Castro, explicó que no modifica ni la agenda de la visita, ni el proceso de normalización de las relaciones, aunque reconoció que México seguirá con atención los trabajos de la Asamblea Nacional del Poder Popular cubana, que se reúne a partir del domingo para nombrar a un nuevo presidente del Consejo de Estado.

El pasado domingo, México y La Habana firmaron un acuerdo para reestructurar la deuda de 400 millones de dólares que la Isla tiene con el estatal Banco Mexicano de Comercio Exterior (Bancomext). El acuerdo era considerado como un paso fundamental para la normalización de las relaciones entre ambos países.

Las relaciones entre México y Cuba cayeron a su nivel más bajo durante el anterior gobierno mexicano, de Vicente Fox (2000-2006), a lo que se sumó el problema de la deuda cubana, que llegó hasta tribunales internacionales.

El conflicto de la deuda provocó que el comercio bilateral sufriera una caída, de los 435 millones de dólares al año registrados en la década de los noventa, a 200 millones de dólares en 2007, según datos de Bancomext.

La emigración ilegal también ha tensado las relaciones, ya que el La Habana ha dicho que traficantes de personas utilizan a México como puente para trasladar a cubanos a Estados Unidos, con conocimiento de las autoridades mexicanas.

Durante la visita de Espinosa también se hará un balance general de la situación regional, las relaciones económicas, la cooperación educativa, científica y cultural, los instrumentos jurídicos vigentes entre ambos países y los derechos humanos, añadió Gutiérrez.

Otro de los objetivos principales «es que se reúna el pleno del organismo permanente de información y consultas políticas establecido entre ambos gobiernos y que no sesiona desde 1998», añadió el vicecanciller.

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